
Desde que estallara la guerra en Siria en el 2011, más de 4 millones han sido las personas que han intentado huir de los ataques en busca de una nueva oportunidad de vida en Europa. Los conocidos como “refugiados” (y lo digo entre comillas porque son más los que siguen esperando a la intemperie poder cruzar las fronteras que los que realmente se encuentran protegidos) protagonizan cada día la actualidad del planeta, mientras que las grandes cúpulas todavía parecen no saber cómo gestionar esta crisis. No obstante, y aunque desde el sector conozcamos los verdaderos intereses detrás de este tipo de acciones tan generosas, muchas han sido las marcas que ante esta realidad han decidido aportar su granito de arena a la causa.
IKEA
La Fundación Ikea ha diseñado y fabricado tiendas especiales para la causa, recibiendo un primer pedido de 10.000 unidades por parte de ACNUR ( Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados). Con capacidad para cinco personas, estas pequeñas casas de emergencia presentan una resistencia superior a las empleadas actualmente, además de que disponen de placas solares en el techo para poder alimentarlas energéticamente.
A la par, inició a nivel mundial la campaña “El Poder de la Luz” por la que donó, a esta misma asociación, un euro por cada bombilla LED comprada en sus establecimientos. Así, y tras repetir durante dos años la misma acción, han logrado recaudar 30,8 millones de euros.
INDITEX
El caso de la empresa de Amancio Ortega está íntimamente relacionado con aquello que decía acerca del verdadero trasfondo de algunos de estos gestos tan altruistas y que no es la primera vez que tratamos en el blog (ver “Responsabilidad Social Corporativa: ¿una cuestión de ética o de estética?”). Y es que, tras las continuos comentarios y acusaciones de la asociación animalista PETA (Personas por el Trato Ético de los Animales) a causa de las investigaciones acerca del maltrato que sufrían los conejos de angora para que Inditex pudiera fabricar con su pelaje la lana de alguno de sus jerséis y abrigos, la compañía decidió repartir todo el stock que quedase de estas prendas (un valor total de 830.000 euros) entre los refugiados en el Líbano de la Guerra de Siria.
MOVISTAR
Quizás la suya haya sido una de las aportaciones más completas, ya que ha involucrado a sus patrocinios, trabajadores y clientes. Al igual que la mayoría de compañías telefónicas colaboró con las ONGs para la recogida de fondos vía SMS, sin embargo, y a diferencia del resto, también ha organizado varios eventos a través de sus equipos patrocinados para apoyar a la causa. Entre ellos encontramos la iniciativa #PedaleaConEllos que el Movistar Team organizó en favor de UNICEF tras haber donado también los beneficios obtenidos durante la vuelta ciclista; o el partido solidario del Movistar Estudiantes bajo el nombre “Dando cancha”. Por otro lado, también animó a sus trabajadores a que participaran como voluntarios en diferentes acciones de ayuda humanitaria.
UBER
Con la campaña #UberGiving, la compañía animó a los usuarios de más de 46 ciudades europeas a donar cualquier tipo de objeto que pudiera ser de ayuda: ropa, libros, juguetes, productos de aseo, etc. además de destinar parte de los beneficios obtenidos por el uso de su aplicación durante la campaña. El resultado fueron diez contenedores llenos de donaciones recogidas por sus taxis que fueron donados a la organización Save The Children.
CLUBES DE FÚTBOL
Si hay un sector que ha destacado por su ayuda al conflicto sirio ha sido sin duda el futbolístico. Real Madrid, Eibar, Oporto, Celtic de Glasgow, o Bayern de Múnich son sólo algunos de los equipos que han colaborado mediante donaciones millonarias, organización de partidos solidarias, o la entrega de un porcentaje por cada entrada comprada.
KYMBERLY-CLARK
Puede que de primeras no te suene esta marca, pero si te hablo de pañales Huggies, Kleenex y papel higiénico Scottex, sí seguramente sepas de quién te hablo. La compañía multimarca donó, en respuesta al hashtag #HelpCalais sobre los refugiados en la ciudad francesa, varios lotes de sus productos más necesitados en los campos que fueron repartidos entre los afectados. Un gran gesto teniendo en cuenta la impotencia que supone para una madre no tener ni siquiera pañales para poder cambiar a su bebé.
Cualquier ayuda es poca para combatir contra los efectos de esta dichosa guerra, y todavía está prácticamente todo por hacer. Las marcas tienen la oportunidad y poder de construir un mundo mejor, sin embargo, estas medidas son todavía demasiado cortoplacistas. Como ya sucedió tras la Guerra de Yugoslavia, espero que pronto veamos cómo integran en sus equipos de trabajo a estas personas que poca culpa tienen de lo que están sufriendo y que mientras la situación siga igual, no podrán empezar de cero.
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